PSICOTERAPIA
INTEGRATIVA Y TRANSPERSONAL

 
 
 
 

SUFISMO Y PSICOTERAPIA INTEGRATIVA Y TRANSPERSONAL 

 
       
   

Carlos Velasco Montes. Psicólogo

La psicología sufi es la ciencia del ego (personalidad, carácter o alma) –en árabe, ´ilm an-nafs–, que permite al buscador darse cuenta del autoengaño del ego y desprenderse de los velos de irrealidad que lo cubren y, de ese modo, purificar el corazón y ascender a la morada del espíritu. (Reservo la palabra “espíritu” para nombrar a aquello que es inmortal y que sobrevive después de la muerte, y la palabra “alma”, para designar a la personalidad, carácter o ego).

 El buscador, al retornar a su esencia, es consciente de que todo en la existencia depende de Allah, de Él venimos y a Él retornamos.

 Podríamos poner al ser en siete niveles que son como grados en que el ser debe pasar para llegar a un estado purificación. Así, el buscador tendrá que tomar consciencia de sus propios estados y de ese modo, alcanzar un nivel superior en esa escala. El buscador tendrá que darse cuenta en todo momento de los rasgos o facetas de su carácter y de los actos que hace en su vida cotidiana. Deberá conocer las características propias de cada nivel, ya que de este modo sabrá en qué morada (maqam) se va situando y, también, darse cuenta en todo momento en qué nivel se sitúan con sus pensamientos o acciones concretas. La consciencia en el momento es indispensable. El sufi es el hijo del instante, pues en cada instante el Creador despliega en la existencia Sus misterios.

 

El ser humano tiene dos espíritus fundamentales, uno es el Ruh Hayawania el espíritu animal, que es una sustancia sutil y refinada encargada de controlar la vida, la mente y los sentidos; y el otro es el Ruh Insani, el espíritu humano, es la chispa que se encarna y sobrevive a la muerte física.

 

Estos niveles van desde el ego más tirano al ego que, reconociendo el  espíritu, encuentra la paz.

 

1.- Nafs Ammaarah, es una manifestación del espíritu en forma de animalidad, ordena el mal. Los otros seis niveles

 

2.-Nafs Lawamah, es el alma es consciente de sus imperfecciones, escucha la voz de su consciencia y no se deja atrapar en los deseos de los sentidos.

 

3.- Nafs Mulhimah, es cuando el hombre recibe instrucciones directas a través de inspiraciones de su Señor.

 

4.- Nafs Mutmainnah, cuando el hombre es libre de la autoindulgencia y encuentra la paz y la serenidad en un estado de aceptación del decreto de su Señor.

 

5.- Nafs Radiyyah, cuando el hombre acepta todo lo que le llega de su Señor sin cuestionamiento, dolor y reservas, ya que en este nivel, los opuestos se han eliminado, el alma que ha llegado a este estado está más allá de lo bueno y lo malo.

 

6.- Nafs Mardiyyah, cuando el hombre asumo los Atributos Divinos y abandona todo aquello material que le ata al mundo, pues el sufi está en el mundo pero no es del mundo.

 

7.- Nafs Zafia, cuando el hombre alcanza la pureza de la perfección y la perfecta armonía.

 

Para lograr esto, el sufi tiene que emprender la guerra mayor (yihad kabir), guerra contra las tendencias negativas del ego, transformando cualidades negativas en positivas. De este modo, el sufi logra la purificación de la herrumbre (defectos) que oscurecen el corazón.

Existen otras nomenclaturas para designar los niveles entre el ego y Allah. Se dice que hay seis estados espirituales o moradas del espíritu:

 

1) Morada del ego o estado egótico, maqam an-nafs

2) Morada del corazón, maqam al-qalb

3) Morada del espíritu puro, maqam ar-ruh

4) Morada de los secretos divinos, maqam as-sir

5) Morada de la proximidad de Allah, maqam al-qurb

6) morada del retorno a Allah, maqam al-wisal

 

Para lograr dicha transformación alquímica, el musulmán sufi tiene que aceptar las enseñanzas del Sufismo y del Islam, que son un sistema completo, bien organizado y sencillo, que le conduce a la presencia de las luces de Allah. Esta vía consta de una cosmología referente al diseño del universo y a sus diversos estados del ser; una metafísica sobre la naturaleza del ser de las cosas; una escatología relacionada con la muerte y el después de la muerte, así como el final de la humanidad y del universo. También esta vía tiene una psicología tradicional sobre la estructura de la mente humana a la que está vinculada una psicoterapia mucho más profunda y completa que la moderna psicoterapia, aunque las psicoterapias de orientación transpersonal son las que más se acercan a la Vía Sufi.

 

El Sufismo no es “esoterismo” ni “ocultismo”, como tampoco es una “secta secreta”, ni “masonería”; al contrario, es una sabiduría profunda y clarificadora que da respuestas sencillas a la espiritualidad del hombre en la vida cotidiana. El Sufismo es el corazón del Islam, su raíz es el Corán y los dichos, Sunnah del Profeta Muhammad (s.a.w.s).

 

En el Sufismo existe la tríada: cuerpo (jism), ego (nafs) y espíritu (ruh). Se considera que la enfermedad física es debida a los conflictos psicoemocionales. En última instancia, toda enfermedad es debida a que el espíritu está velado u oculto por los conflictos del ego. En el Sufismo, el origen de la neurosis y la psicosis se plantea como una “etiología múltiple”.

 

El hombre es un ser multideterminado. Está condicionado por lo genético, por la educación que recibió de las últimas siete generaciones anteriores a él (psicogenealogía); también está condicionado por lo económico, político, social, educacional, psicológico, relacional y espiritual. Esta urdimbre determina el “modo de ser en el mundo”, o lo que es igual, el modo de hacer las transacciones con la existencia, Din.

Estos elementos tienen capacidad para formar o deformar al ser humano. Cada uno es como una moneda con dos caras: un lado tiene la salud y el otro la enfermedad, y, cuando dañan al ser humano, pueden hacerlo, a veces, de un modo irreversible. Ese daño en el hombre puede observarse en su historia biográfica psicoemocional, en su cuerpo, en su mente y en el velamiento de su espíritu.

 

En el Sufismo, el nivel más grande de cura se da cuando se reconoce la idea de Unidad, es decir, cuando se acepta la existencia de un único Dios, Allah, porque toda la manifestación gira en torno a Él. El Sufismo es conocimiento práctico en acción. Los discursos intelectuales o lecturas sin práctica son pura locura. El Sufismo es terapéutico por el hecho de seguir las reglas o estrategias diseñadas en la Vía Sufi, porque gracias a ellas, se logra el desmantelamiento de los velos que cubren el espíritu. Esos velos son los aspectos negativos del carácter. Como dijo el Profeta Muhammad (s.a.w.s): “No he venido sino para mejorar vuestro carácter (ajlak)”. También es saludable frecuentar la compañía de los sufíes y aceptar la guía de un maestro (Shayj). El recuerdo de Allah (dhikr), es la mayor cura.

 

Al Sufismo no se le puede considerar una psicoterapia propiamente dicha.

Aunque existan muchos elementos comunes entre el Sufismo y la psicoterapia, no se puede considerar al Sufismo como una psicoterapia de corte occidental, porque entonces ya no sería Sufismo. Realmente no existe una semejanza de naturaleza genuina y profunda entre el Sufismo y la psicoterapia; la psicoterapia, en general, trata de que la persona pase de un estado de anormalidad a un estado de normalidad psíquica, mientras que el Sufismo conduce a la persona desde cualquier estado en que se encuentre, a la realización interior, es decir, al estado del Hombre Perfecto.

 

Pero, ¿qué es psicoterapia? La palabra psicoterapia viene etimológicamente del griego psyché ‘espíritu’ y therapeía ‘cuidado’. Su significado originalmente era el de la ‘atención o el cuidado del aliento o el espíritu’; posteriormente fue tomando el significado de ‘servir y/o cuidar’, ‘tratamiento’, ‘curación’. En general, todo sistema psicoterapéutico tiene su propio fundamento y modo peculiar de aplicar la terapéutica, therapeutikós. En el Sufismo, la cura es una terapéutica para el diagnóstico, tratamiento y curación de las enfermedades de la personalidad y del espíritu; reconoce que lo que está enfermo es el ego, el cual está enredado en velos de irrealidad y falsedad.

 

Las diversas psicologías, psicoterapias y vías espirituales de Occidente y de Oriente tienen sus propios sistemas, pero no todos los modelos de psicoterapia reconocen la existencia del espíritu y su pervivencia después de la muerte física, como tampoco aceptan la idea del Principio Originador, Allah.

 

 

Las psicoterapias de orientación transpersona

Tienen en común con el Sufismo su interés por el mundo de lo espiritual. Algunos de los representantes más significativos de esta última corriente son: Medard Boss, Carl Jung, Roberto Assaglioli, Claudio Naranjo, Robert Frager, James Fadiman, Ken Wilber –por mencionar sólo unos pocos–. Todos ellos, en general, tratan de integrar en un todo: psiquiatría, psicología, medicina, espiritualidad, filosofía, ciencia y educación. “Lo que en realidad define la orientación transpersonal es el modelo de la psique humana que reconoce la importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la conciencia” (Grof, Psicología transpersonal).

 

Los talleres de Sufismo y Psicoterapia Integrativa y Transpersonal que estamos impartiendo tratan de llegar, mediante ambas terapéuticas –la espiritualidad en la vida cotidiana del Sufismo y la psicoterapia de orientación integrativa y transpersonal–, a tomar consciencia de los velos (conflictos psicoemocionales) que ocultan la realidad del ser, para descubrir y cultivar las nobles cualidades del ser humano. Es una terapéutica que facilita el “despertar” de la esencia, después de transcender el estado de oscuridad y alcanzar el estado luminoso o espiritual.

 

 

 

 

 

 

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Carlos Velasco Montes · Psicólogo Colegiado M-15178. Universidad Complutense.

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