PSICOTERAPIA
INTEGRATIVA Y TRANSPERSONAL
 
 
 
 
 

Las emanaciones del Águila, el tonal y el nagual

Por Carlos Velasco Montes. Psicólogo

 
         
 

 

   

Comenta don Juan en “El Conocimiento Silencioso” que el último destino del ser humano es “retornar al Espíritu”, es decir, al Águila, a la Fuente.

 

El mundo de la existencia está constituido por campos de energía a los que don Juan llama “las emanaciones del águila”; ésta es la primera y última realidad transcendente. Las emanaciones del águila son bandas de energía que van de lo más sutil a lo más denso (es posible que correspondan a los 18.000 mundos de los que habla el Sufismo). En una de esas bandas es en donde se asienta la percepción de la realidad ordinaria del hombre; es la conciencia del tonal, el lado derecho. Por encima de esa banda existe otra cuyas emanaciones corresponden al nagual y es el campo de lo desconocido, una realidad aparte, el lado izquierdo. La tarea consiste en alinear las emanaciones de esta segunda banda. Para esto se tiene que mover el punto de encaje, es decir, guerrear internamente para que el ego se desprenda de la importancia personal, la historia biográfica, etc. y emerja un tipo de percepción más sutil de la realidad y más próxima al Águila. Para ello se emplean técnicas específicas, como pueden ser el acecho y el ensueño.

 

El cuerpo como un campo energético.

El Poder Personal es la energía que la persona tiene disponible. Somos campos de energía en forma de “huevos luminosos”. Los conflictos psicoemocionales tienen atrapada a la energía. Las emociones malsanas, como la rabia y la envidia, consumen una gran cantidad de energía.

Si ponemos el intento y la atención en percibir la realidad, podremos cambiar de punto de encaje, desprendernos de todo aquello que es malsano y que nos roba energía, para situarnos en un estado de conciencia expandida y entrar en una realidad aparte.

 

El punto de encaje, el intento y la atención. El hombre puede alinear esas emanaciones del Águila gracias al “punto de encaje” variando su percepción de la realidad. Es el cambio de conciencia lo que hace cambiar la percepción de las emanaciones del Águila. Para lograrlo hay que poner el intento y la atención. El intento es la fuerza de voluntad que como guerreros ponemos en cada momento. La atención es la maestría de ser conscientes en cada momento y se compone de tres niveles de realización; la primera atención es la que ordena la percepción del mundo de lo conocido; la segunda atención ordena el mundo de lo desconocido y la tercera atención, integrada por estas dos, puede organizar mucho mejor lo que queda por conocer. Dice don Juan de esta tercera en El fuego interno: “la tercera atención se alcanza así, cuando el resplandor de la conciencia se convierte en el fuego interno, un fuego que no enciende sólo una banda de emanaciones sino que enciende a la vez todas las emanaciones del Águila que están en el interior del capullo luminoso del hombre. El logro supremo de los seres humanos es alcanzar ese nivel de atención y, al mismo tiempo, retener la fuerza de la vida”.

 

 

 

 
 
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Carlos Velasco Montes · Psicólogo Colegiado M-15178. Universidad Complutense

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